Editor fsfdff hrhh!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml1/DTD/xhtml1-strict.dtd"> Bielsa: El Kandidato.

Bielsa: El Kandidato.

¨Hay que radicalizar la democracia¨, dijo Rafael Bielsa en uno de sus discursos. No sabemos si la democracia ha avanzado mucho desde los griegos, pero por suerte ya no hay que ir a la plaza para conocer a los políticos. En este blog está toda la campaña del candidato a diputado por Frente para la Victoria, la lista que apoya el gobierno. contactanos: bielsaelkandidato@yahoo.com.ar

martes, octubre 25, 2005

Hotel Bauen

Por Ligia Nicolai

En plena Avenida Callao, casi esquina Corrientes se encuentra el conocido Hotel Bauen. Ahí es donde a las diecisiete horas del miércoles diecinueve, se hicieron presentes algunos candidatos a legisladores por el Frente para la Victoria, y el candidato a Diputado Nacional, Rafael Bielsa.
A la entrada, un hall grande, con pisos de mosaico claro, hacia un lado, sillones de color bordó y de gran tamaño, y hacia el otro, una escalera caracol, decorada como si fuera un piano, que desembocaba en un sótano, o al menos eso parecía. Afuera, había colectivos estacionados en la calle de enfrente, de los cuales bajaban y subían hombres y mujeres vestidos con disfraces de color verde y blanco. Algunos de esas personas estaban de pie, otros en sillas de ruedas, y muchos de ellos iniciaban camino hacia el salón donde se iba a llevar a cabo la charla de los candidatos. Al pasar el hall, un pasillo, con ascensores modernos a un costado, desembocaba en otra sala, y luego, había cinco o seis escalones de madera, color marrón oscuro, que conducían hacia la sala donde ya había demasiado público, al que Rafael Bielsa les iba a dirigir la palabra.
Muchas personas, todavía cerca de las diecisiete y treinta horas, tenían dificultades para ingresar a esa sala angosta y larga, con piso de parqué oscuro y ventanas enormes que daban a un agradable patio de invierno. Esto se debía a que muchas de esas personas sufren de distintas discapacidades para movilizarse, sólo lo pueden hacer en sillas de ruedas, pero el lugar no era apto para que pudieran acceder de manera fluida. Raro ¿no? porque precisamente los carteles colgados al frente de esa sala decían, "Jornada de Discapacidad e Integración como política de Estado".
Luego de unos minutos, ingresaron los protagonistas y se ubicaron sobre un pequeño escenario, al que subieron por una escalera de madera muy pequeña. Este escenario tenía un atril, y a un costado, se encontraba una mesa alargada con un mantel azul, y allí es donde Bielsa y dos de los candidatos a legisladores, se ubicaron. Lo primero que se escuchó fue, "perdón, perdón, sentimos el tema de las rampas, no era éste el lugar que primaba para realizar el encuentro, por eso no está adaptado como corresponde". Aclaración que pareció ser necesaria, teniendo en cuenta que era en una charla para discapacitados, y ellos no contaron con las condiciones óptimas para su movilización. Una vez hecha esa referencia, se dio por comenzado el acto. Primero, habló una candidata con discapacidad, luego, se le dio el lugar a uno de los candidatos a legislador, y por último, fue Bielsa quien tomó la palabra. Simultáneamente, mientras el acto acontecía y los protagonistas decían sus discursos, una señora muy elegante, de trajecito negro y con una camisa blanca, realizaba la traducción al idioma sordo mudo. Pero pese a que continuamente se aludió al tema de la discapacidad, el público se encontraba disperso, como ausente, movían sus cabezas de un lado a otro, y sus ojos también giraban constantemente. La única respuesta que dieron fue un gran aplauso, por parte de aquellos que estaban en condiciones de hacerlo, al terminar la charla. Minutos después, la sala estaba prácticamente desolada, sólo quedaron algunas pocas personas ayudando a salir a aquellos hombres y mujeres que se encontraban en sillas de ruedas.

Silvia La Ruffa

Por Ligia Nicolai

Licenciada en Ciencias Políticas, rubia, pelo largo, ojos oscuros y lentes. Ahora es candidata a legisladora por el Frente para la Victoria, pero antes, entre tantas profesiones y trabajos en los que se desempeñó, se destacan, haber sido Directora Nacional de Inspección Federal del Trabajo, coordinadora de Programas de Prevención del Delito de la Secretaría Política Criminal y Asuntos Penitenciarios, Directora provincial del Programa Comunidad - Policía, asesora del Programa de Formulación Consensuada de Políticas Públicas de Seguridad Ciudadana.
Pero además de candidata es y sigue siendo una mujer casada y madre de una nena. Actual Secretaria General del Foro de la Tercera Edad de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, y docente de la Universidad de Belgrano y la Universidad Argentina de la Empresa.
Esta mujer de treinta y dos años, Diputada de la Ciudad de Buenos Aires, hincha de All Boys y residente en el Barrio de Floresta, es afiliada al partido Justicialista, simpática y alegre. Pero también es Integrante de las Comisiones de Seguridad, Defensa del Consumidor, Asuntos institucionales y Relaciones Interjurisdiccionales.

sábado, octubre 22, 2005

Así es la política

Por Julia Padilla

¿Qué se puede hacer un martes por la noche? Y…bueno…un martes por la noche no es como un viernes o un sábado, en los que se puede ir al cine o a comer algo por afuera y quedarse trasnochando. Las opciones de salidas posibles son menores, además los chicos al día siguiente tienen que ir a la escuela. Entonces, ir y darse una vueltita por el cierre de campaña de Bielsa no parecía ser tan mala idea, teniendo en cuenta que el acto estaba pactado para las siete y media de la tarde, lo cual no era muy tarde. Además, si se toma el tren Urquiza, desde Chacarita, en diez minutos se llega sin problema. Uno puede ir, en familia, llevarse algo para comer y tomar en el club, mientras los chicos se entretienen, no molestan y juegan en la arena o en las hamacas, sin gastar prácticamente ni un peso, y de paso, como quien no quiere la cosa, se puede escuchar que tienen para decir estos hombres.
El polideportivo de Argentino Juniors, realmente no era mala idea, y para aquellos que durante la semana extrañan el fútbol, y bueno... había canchitas para poder jugar con los amigos si el discurso no era entretenido. El lugar, el ambiente, era una gran alegoría de las tardes de cancha. Antes de llegar, a un par de cuadras, ya se sabía que se estaba cerca por el ruido de los bombos “bom bo bo bom bo bo bom”, ruido que cada vez aturdía más. La entrada al lugar era en fila y toda vallada, en la puerta un previo cacheo “por favor con banderas no” (pero como en todo partido, siempre algunas, bastantes, se filtran), lo único que faltaba, era la orden de “entrada en mano”. Una vez adentro, bastante desorganizado, “¿por dónde es?” preguntó uno, “vos seguí, me parece que al fondo”, y como los lugares no estaban numerados en la enorme carpa blanca, porque el polideportivo era más bien como la popular, todos parados, la gente se ubicaba donde podía, y las banderas a un costado, porque sino no se podía ver nada. Desde ya, que los vendedores ambulantes no podían faltar, pasaban ofreciendo coca-cola, maní, garrapiñada, “helado, heladoo”; y en vez de la foto con el Enzo Francescoli, se podía comprar la foto con el candidato Bielsa. Prácticamente lo mismo.
Todo cierre de campaña, más allá de las similitudes con un partido de fútbol, tiene un aspecto en el que se diferencia. En todo acto político “siempre está el porcentaje de personas que vienen porque quieren, están lo de los gremios, y el resto…y bueno así es la política, así es” dice José Luis, un joven rubio, que estudia en la Universidad de Belgrano, y que se encarga de la agenda de Silvia La Ruffa, candidata a legisladora. En cambio, en un partido de fútbol lo que predomina es la pasión de multitudes, mientras que en estos actos, cada vez predominan más, las pasión de minorías. Ese martes por la noche se hizo evidente entonces, que había diferentes gremios, como el Frente Transversal Nacional y Popular, que había varios hombres y mujeres mayores que asistían porque sienten y siguen al “peronismo” en sus diferentes representantes desde 1946, y varias personas, que no tenían ni el más mínimo interés en estar presentes, y muchas veces son forzadas a ir, como dicen sin querer decir, mascullando, algunas mujeres bolivianas: “me mandan los patrones”. Mujeres de piel muy morena, quemada por el sol, con la vista cansada, con ojeras que las hacen más grandes de lo que son, y con hijos correteando y gritando a los costados, a los cuales no tienen ni fuerza para hacerlos callar.
Un locutor, o mejor dicho, la voz del estadio, intentaba animar al público, porque la espera se estaba haciendo larga y ya algunos hombres sacaban sus pañuelos para secarse la frente. “¡Vamos! que no decaiga el espíritu”. Al producirse el ingreso del Presidente Kirchner y los candidatos, comenzó a entonarse el himno argentino, y un hombre le dijo al vendedor de alfajores que se callara “tené más respeto”; luego, un señor de unos cincuenta años, flaco, de jeans y camisa manga corta, saltaba y cantaba enloquecidamente, como festejando un gol, “y ya lo ve, y ya lo ve, es la gloriosa JP”. Mientras, otras personas aplaudían y otros miraban solamente, como muchos bolivianos, que se encontraban, algunos parados, otros sentados, a un costado del escenario. A ellos, la voz del estadio no los animaba, porque el himno apenas lo conocen, y el peronismo no los inmuta, porque probablemente ni sepan quien era Perón. Y entonces, estos bolivianos tantas veces discriminados por los argentinos, ahora eran llamados a ser bulto nacional.

Entre libros y boletas

Por Josefina Patiño

“Síganme mientras camino... ¿no van a ser periodistas ustedes? .... eso hacen los periodistas”. Esas fueron las primeras palabras que salieron de su boca, mientras recorría a pasos acelerados un largo pasillo hasta salir del edificio, haciendo notar su prisa. Y sí, en estos tiempos de campaña y faltando tan poco para las elecciones, es normal que el primer candidato a legislador se la pase corriendo de evento en evento.
Elvio Vitali es candidato porteño por el Frente para la Victoria, pero no es sólo eso, además, es el actual director de la Biblioteca Nacional Argentina, evidentemente un hombre muy ocupado. Tiene 52 años, mediana estatura, cabello negro medio despeinado, ojos marrones grandes y penetrantes. Por lo general, viste de traje, pero siempre le da un toque informal: camisa pero sin corbata, aunque en determinadas ocasiones, como en el cierre de campaña, para no desentonar con el resto de los candidatos, agregó ese accesorio a su vestimenta.
Tiene formas más bien populares de dirigirse al pueblo, habla de “porteños y porteñas”, dice estar de acuerdo con el aborto, es más, aclaró haber experimentado esta situación de cerca. Guarda un especial cariño por la zona sur de la ciudad y vive en el barrio de San Telmo. Está más ligado al común de la gente, dejando ese toque tan acartonado que presenta la figura de Bielsa, a quien acompaña. Esto puede deberse, a su experiencia, ya que este candidato, no es ningún principiante, acompaña a Néstor Kirchner desde la integración del grupo Calafate en 1988 y forma parte de la Corriente Popular Porteña. Además, inició su militancia política de muy joven, en los ´70, y llegó a convertirse en Secretario General del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la UBA. Sin embargo, sufrió la etapa de la dictadura militar, y con ella un exilio que lo llevó a México, donde estudió Comunicación Social y afianzó toda su pasión y su dedicación por los libros y la gestión cultural.
Es Consejero electo de la Cámara Argentina del Libro y Presidente de la Comisión de Predio de la Fundación El Libro, organizadora de la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires. Por lo visto, es un hombre con muchos nombres, muchos cargos, muchas responsabilidades, en fin, muchos libros. Esta imagen no condice con su parecer popular, informal, coloquial, intempestivo; pero por lo visto tiene mucha experiencia, mucho conocimiento, y ganas de seguir acumulando actividades en su agenda. Y tal vez acumule mucha política, luego de las elecciones del 23 de Octubre.

jueves, octubre 20, 2005

Toco y me voy

Por Julia Padilla

Todo estaba listo en el segundo piso. En una oficina amplia con alfombras grises, se había armado elegantemente una larga mesa, con tres manteles que la cubrían a lo largo, uno azul, otro rojo y otro azul, y de un lado, contra la pared, se habían colocado unos veinte sillones grises, típicos asientos de oficina. Sobre la mesa, aunque todavía la comida no estaba, había varias copas como de champagne, algunas con servilletas azules colocadas delicadamente en su interior. Allí aguardaban un camarógrafo, grandote, y un notero, flaquito. El primero estaba con cámara al hombro y auriculares, esperando recibir la orden de llegada, el segundo, con micrófono en mano ensayaba el comienzo de la nota; eran del programa de San Lorenzo.
Por Avenida de Mayo, no había copas de champagne, y ningún fotógrafo, sino gente caminando y vendedores trabajando. En realidad, la firma del convenio para realizar una cancha de hockey a futuro, era tan sólo para Bielsa, una cuestión de llegar, firmar e irse, es por eso que ningún cartel o pancarta lo anunciaba; y los pocos camarógrafos que había en el lugar, no eran suficientes como para despertar la curiosidad de ninguna de las personas que andaban por allí.
Eran las cuatro de la tarde en pleno centro, y aunque prácticamente nadie sabía que el canciller iba a estar por esa zona, no era otro día más de primavera, porque el calor era intenso y la temperatura era más bien de verano. Pero para alivio de los hombres de traje que esperaban en la entrada de la sede del Club Atlético San Lorenzo, el sol ya no daba de frente en esa vereda y los edificios colaboraban con la sombra. Por dentro no se parecía en nada a un club deportivo: una recepcionista en la entrada, silloncitos para sentarse mientras se espera para que se lo atiendan, pisos de cerámica, escaleras de madera, y arriba unas cuántas oficinas; ninguna canchita de fútbol a la vista, nadie en shorts, ninguna pelota, nadie en zapatillas. La verdad que la situación era extraña para algún desprevenido y poco informado, porque entre tantos edificios, oficinas y bares ¿dónde pretenden hacer la cancha, en plaza de mayo? Y acá viene la aclaración, es para construirla en la sede principal de este club, en el Bajo Flores.
Adentro, varios hombres, todos cincuentones, aguardaban, mientras en grupitos de cuatro o cinco charlaban entre ellos, y algunos rumoreaban que tal vez Bielsa llegaría a las seis y media de la tarde. Parecían importantes, quizás porque estaban todos de traje: algunos de negro, otros de gris, y la mayoría con camisas blancas. Las únicas que desentonaban en edad y estilo, eran un grupito de seis chicas, jugadoras del club, a las que sus delegados les habían pedido si podían asistir al encuentro. Ellas por su parte, reflejo de la adolescencia, estaban vestidas con jeans, remeras coloridas (celestes, verdes y rojas) y algunas con aritos en sus narices o en sus cejas.
El camarógrafo del programa finalmente recibió la orden que estaba esperando y dijo “ahí llegó el canciller” y salieron corriendo por las escaleras. Detrás de Bielsa subió el pelotón de hombres, parecía que se había abierto un hormiguero. Al llegar, intentó saludar calurosamente a las chicas, pero todo quedó en el intento, porque las palabras no fluyeron por su boca “Hola buenas tardes… futuras que se van a entrenar”. Las chicas ni se inmutaron, apenas sonrieron; y mientras él se dirigió seguido por sus hombres, algunos fotógrafos y el notero del programa de San Lorenzo, hacia una oficinita más pequeña para firmar el convenio, ellas se quedaron en la oficina principal charlando. “Pensé que esto iba a ser más en familia, con gente conocida del club, pero bueno, era venir a esto o estudiar” dijo Gabriela riéndose, una chica rubia, de remara rosa y con el pelo atado, que juega en las mayores.
Algunas de ellas, ya están en edad para votar, pero no tienen mucha idea del tema, apenas saben que el candidato a diputado sigue la línea de Kirchner, “pero ni idea lo que plantea” decían entre ellas; pero en seguida cambiaron de tema y una empezó a contar lo bueno que estaba un chico que vio en el colectivo mientras viajaba.
Todo fue muy rápido, y las chicas no tuvieron que preocuparse por la gente extraña que había en el lugar, porque si bien Bielsa llegó cuatro y media de la tarde, a las cinco en punto ya estaba diciendo “Bueno, adiós”. Y con él varios hombres también se retiraron. Apenas hubo tiempo durante la firma del acuerdo para hacer un chiste. Como el equipo del canciller, Newell’s viene mal en el campeonato, bastante peor que San Lorenzo, le dijeron que seguramente iba a firmar un decreto por el cual de ahora en más, los tiros al arco que dan en el palo, son goles. Todo fue a las apuradas, toco y me voy, tan rápido llegó, tan rápido se fue, que ni siquiera se quedó a probar un bocado, probablemente porque a la noche de ese mismo día, era el cierre de campaña. En cambio, las chicas se quedaron después de que él se retiró, porque según sus comentarios burlones “y…nosotras vinimos por la comida”.

miércoles, octubre 19, 2005

Cierre de un posible comienzo

Por Josefina Patiño

A lo lejos, el gentío se dejaba sentir, desde la estación del tren Urquiza en la parada de Arata. Con el caminar, paso a paso, el ruido se agudizaba cada vez más. Un grupo de policías, a una cuadra de la sede del evento, y unos pocos patrulleros, controlaban la multitud. Los folletines en el suelo del partido Frente para la Victoria alfombraban el lugar.
Al llegar, se podían ir individualizando distintas caras entre la gente. Algunos más formales, saco y camisa, otros simplemente como salieron de trabajar, y la mayoría con vestimenta informal, pantalón de jogging y remera de cualquier color, ropa cómoda para la ocasión. A un costado, una murga de chicos, no dejaban de saltar al compás de los redoblantes, que estaban en manos de los distintos sindicatos ahí reunidos. Todo sucedía sobre una de las entradas del Club Argentino Juniors, en La Paternal. Un polideportivo inmenso, rodeado de rejas de color blanco, incrustadas sobre una pared de ladrillos rojos.
Los compases no dejaron de sonar animando el lugar, aunque por momentos podían llegar a aturdir. Algunas personas estaban más inquietas, corriendo de un lado a otro, como los organizadores de cada gremio, reconocibles por los chalecos que traían puestos, y porque eran los encargados de repartir las distintas banderas, gorros y hasta paraguas, con los colores característicos de cada grupo. Sobre todo, los miembros de la UPCN (Unión del Personal Civil de la Nación), que eran los que se encontraban más organizados, al punto de que hasta les sobraron banderas que no repartieron y dejaron sobre la caja de una camioneta último modelo color bordó que estaba estacionada a unos pasos del lugar. Además, había tres o cuatro banderas inmensas, que identificaban a cada sindicato, y eran trasladadas por grupos de personas que intentaban rodear la entrada.
Vista desde lo lejos, la calle Artigas, obviamente cortada al tránsito, estaba como inundada por una especie de marea en movimiento y ruidosa. Cornetas, redoblantes, bombos. Sobre un costado, chicos de entre 10 y 12 años, con ropas sucias y un poco rotas, golpeaban eufóricamente con palos de madera unas botellas de plástico que habían conseguido por ahí. Y la pregunta obligada, ¿cuál era su función? ¿sabían siquiera lo que iban a ver?...También muchas familias completas, de abuelos a nietos... ¿tradicionalmente peronistas? o ¿cuantos más seamos mejor?
Al ingresar, un predio enorme, con canchas de fútbol, basquet, mesas y bancos de mármol que rodeaban todo un sector de parrillas, típico de un picnic de domingo al mediodía en un tradicional club de barrio. Un caminito de cemento guiaba hacia el recinto donde se llevaría a cabo el cierre de campaña, y donde estarían todos aquellos a los que "el pueblo" quería ver y escuchar. Era un estadio de forma ovalada, recubierto por una lona que en algún momento fue blanca, pero que el viento se había ocupado de rociar con la tierra que volaba, y reposaba sobre una estructura de fierros blancos. Al fondo, un escenario cuyo piso estaba repleto de papeles, que hicieron que durante las horas de espera un señor tuviese que tomar una escoba para barrerlos. Sobre éste, había también, sillas forradas en un tapiz rojo, donde se iban a sentar los candidatos, un escritorio con una bandera del partido y unas botellitas de agua. Colgado sobre el escenario, un cartel típico de los del partido, que simula la bandera argentina con un sol en el medio y con la inscripción “Frente para la Victoria”. A un lado, un pequeño palco que no alcanzaba a sobresalir por sobre la multitud, con sillas de plástico negras, para las autoridades locales. Por detrás, un palco un poco más alto, vallado, con piso de madera, designado para la prensa que ya estaba molesta, porque al estar relativamente lejos del escenario y a un costado, las banderas que habían ingresado y que flameaban en todo momento, tapaban la visión de lo que iba a suceder: "Esto es una desorganización y no se ve nada", "... encima ahora caen los camarógrafos y te cagan a trompadas", esas eran las palabras que sonaban desde la voz de uno de los primeros fotógrafos que llegaba al lugar. Sobre ambos lados del escenario dos pantallas estaban dispuestas a lo alto para transmitir el evento a aquellos que se encontraban más lejos. Pero además, hubo una gran cantidad de gente que se dedicó a merodear por las afueras del recinto durante el acto, y a las que pareció no importarles nada lo que estaba sucediendo.
Durante la hora y media que transcurrió, entre el horario en que estaban todos citados y la llegada de los candidatos, todas las banderas, azules y blancas, negras y amarillas, y los paraguas, no dejaron de moverse ni un minuto al son de la música proporcionada por el estadio, a la voz de "carnaval...la vida es un carnaval...". Mientras tanto, vendedores ambulantes ofreciendo gaseosas, choripanes y posters de Evita, conformaban el merchandising del lugar. La gente seguía eufórica y quería participar colgando sus banderas..."no se puede colgar papá...no se pueden entrar banderas, la entraron, la cuelgan sobre un costado", fueron las palabras de uno de los hombres de seguridad. La entrada de banderas y paraguas dentro de la cúpula estaba prohibida, sin embargo, ponían color al lugar, y más que evidente se hizo la falta de control sobre esto, tal vez adrede, tal vez realmente incontrolable.
La música siguió sonando, ahora en la voz de "El Potro" Rodrigo, y la gente se movía como si estuviese en un baile de primavera. Por momentos se dejaban oír ciertos cánticos que se fueron contagiando de boca en boca, como el inevitable "... un minuto de silencio... para Macri que esta muerto... eah eah eah eah...".
De pronto, una voz desde un micrófono hizo callar al estadio, una voz de locutor que generaba intriga, expectativa, y que pedía paciencia y buena conducta al público presente durante la espera..."se solicita a la entrada de los candidatos que se bajen las banderas para que todos puedan ver al Presidente y éste, a su vez, pueda verlos a todos”. Ya rozadas las nueve de la noche, al son de las trompetas, empezó a nombrar uno a uno a los candidatos, de los de menor a los de mayor importancia, y todos ellos hicieron su entrada triunfal ante la ovación de los gremios. Pero el momento culminante se dio con la entrada del Presidente, cuando la voz dijo: "EL mejor, el representante de la patria..." a lo que le siguió una lluvia de aplausos acompañada por bombos, trompetas y una música de fondo que hizo aumentar el barullo.
Luego, aconteció un hecho, tal vez un tanto distinto, la aparición sorpresa de Marcelo Bielsa, hermano de Rafael, pero que también sirvió a la causa, movilizar a esa masa, que lo conoce por haber sido el DT de la selección. Quizás la intención no era esa, pero no se vio que su presencia pudiera cubrir alguna otra función.
Finalmente, todos juntos levantaron las manos, como lo hacen los actores al terminar sus obras, y saludaron, pero este no es el final, no se terminó un mandato, no hay nada que aplaudir aún, es el cierre de una campaña, de promesas, no de hechos; los aplausos deberían venir después, una vez cumplidas esas promesas.
Antes de la oratoria de los candidatos, se mostró un video en las pantallas sobre los objetivos alcanzados por el gobierno de turno en los últimos dos años, que sirvió para desmerecer a todos los presidentes anteriores, y darle apoyo a esta campaña. Después se intentó cantar el himno entre un barullo constante e irrespetuoso, que acompañó todo el evento. Y al anunciarse la oratoria del primer candidato a legislador porteño, Elvio Vitali, se dio la entonación de la marcha peronista, con más aplausos, más trompetas, más ruidos... Pero las palabras que se dijeron, son las palabras que se suelen decir pero no hacer... que prometen pero no cumplen... que critican pero no solucionan... y entonces, se espera que alguna vez, esas palabras sean la excepción a la regla.

lunes, octubre 10, 2005

A la moda

Por Julia Padilla

Joven, de 29 años, hincha de River “el campeón”, hijo de madre radical y padre peronista, amante del esgrima, recibido en Ciencias Políticas en la UCA, y candidato a legislador por el partido Frente para la Victoria…¿Quién es él? en resumidas cuentas, él es Christian Asinelli.
El promedio de edad era de 25 años, y la onda del lugar era muy particular, porque la UCA, ubicada en Puerto Madero, tiene definitivamente su propio “look”. Y acá precisamente es donde Rafael Bielsa fue invitado para dar una charla a los estudiantes.
La regla general era estar bien vestido y elegante: los hombres estaban de traje, o con pantalón y camisa o pantalón y chomba; las mujeres no se quedaban atrás, fajas en sus cinturas, zapatos con taco y en punta (como se deben usar), y eso sí, todos con un muy buen bronceado, considerando esta altura del año. Christian, por su parte, con su estilo elegante sport, no desentonaba en nada con la moda del lugar: camisita rosa, con algún botón desabotonado, pantalón azul oscuro, zapatos negros, campera negra, bronceado, y su celular enganchado a su cinturón.
¿Qué hace de su vida? él trabaja para una empresa de autopistas además de haber estudiado Ciencias Políticas. Es el presidente del centro de graduados de la Facultad Di Tella donde estudió Economía Urbana, y a no olvidarse de sus estudios en la Facultad de San Andrés: Políticas Públicas. Entretanto monólogo, una chica, de unos 23 años, rubia, con los pantalones medios caídos y una remerita, se le acerca para saber si él era el encargado de la organización del lugar, y por más que no lo era, ella le comentó su inquietud: “Mira, no hay copas, pusieron las botellitas de agua, pero no las copas, y queda mal que Bielsa tome de la botella”. Él que estaba sentado sobre una mesa, encorvado, esperando a que llegara Bielsa, le respondió entre sonrisas y risas: “Bueno está bien, pero igual a Bielsa no le molesta tomar de la botella, es un ser humano”.
Christian no es muy alto apenas un 1.70 m de altura, tiene el pelo lacio y oscuro, con un corte melenita, sus ojos también son oscuros, usa anteojos pequeños, tiene labios delgados y finos, y apenas un poco de bigote. Milita desde los 18 años en el Partido Justicialista, obviamente es peronista y está convencido de que ésta es la mejor campaña, respecto de la de los demás partidos. ¿Por qué hace lo que hace? ¿Por qué es uno de los que integra la lista de Bielsa? porque se reconoce como un apasionado de la política, con “vocación de servicio”, y según sus propias palabras lo que le interesa es “la justicia social y la solidaridad”, palabras interesantes para alguien que quiere y pretende llegar, llegar a ser un político argentino. Lástima que la ingenuidad ha quedado en el camino y todas estas palabras suelen tomarse con pinzas. Pero por el momento, se encuentra apoyando a Bielsa, el candidato de turno, ya que espera en alguna elección, ser el primero en la lista y no el octavo, como lo es ahora.